7/15/2011

M.S.A.

                                                               fotos ruta                             
Las iniciales de esta noticia no corresponden a ninguna serie de suspense o algo por estilo; son las letras de las ciudades donde transcurrió nuestra última actividad: Mértola, Sanlúcar, Ayamonte.
Si esta crónica la hubiese escrito el mismo día de la llegada probablemente hubiese proyectado una visión bastante distorsionada y subjetiva de la ruta. Hoy, a cinco días vista, mi percepción es distinta de la "aventura" que realizamos.
El trayecto es duro, bastante duro; pero asumible para cualquier deportista medio constante y con capacidad de sufrimiento. Son muchos kilómetros (70), pero dosificados no parecen tantos; nuestro grupo tuvo la fortuna de contar en las labores de organización, planificación e intendencia con una persona bastante experimentada en estos menesteres, lo que propició un paseo verdaderamente agradable. Las paradas para tomar los picnic fueron un éxito. La estancia (con la duchita reparadora) tenía justamente lo que necesitábamos. La cena, sin ser de las mejores que hemos degustado, podemos darle un aprobado alto. El apoyo con zodiac resultó efectivo, que se complementó con una segunda embarcación a partir del segundo día. También debemos agradecer a un grupo de personas (Antonio, Caye, Juan, Manolo Germain) que ocupándose de otros asuntos posibilitaron que los que estábamos en el agua sólo tuviésemos que ocuparnos de lo nuestro, palear...
Todo de película... ¡no!. Cuando faltaban aproximadamente quince kilómetros para llegar a Ayamonte el viento, que durante todo el trayecto nos había sido favorable, roló a foreño y se nos puso absolutamente en contra. Los primeros momentos fueron soportables pero a medida que aumentaba su fuerza y el río empezaba a embravecerse nuestros ánimos comenzaron a flaquear convirtiendo la parte final del trayecto en una tarea titánica. Much@s de nosotr@s pensó en esos momentos abandonar pero creo que el ejemplo que nos dábamos unas embarcaciones a otras nos infundían moral para seguir avanzando. El último tramo se hizo interminable... pero no os podéis imaginar la satisfacción que sentimos al llegar a nuestro humilde y entrañable club. Saludos piragüeros.

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