Cuando se organiza una actividad nunca se piensa en las pequeñas adversidades que pueden retrasarla; son cosas insignificantes (alguien llega tarde, una calle cortada... pueden ocurrir cien mil cosas). Veinte o veinticinco minutos de retraso puede convertir una ruta encantadora en un verdadero martirio; y eso fue lo que nos ocurrió el sábado.
Teníamos previsto una parada técnica y de avituallamiento en el pantalán de "Quinta do Vale", a la altura de Costa Esuri; a ese lugar tendríamos que haber llegado con luz y no fue así; el tramo final, especialmente para las personas novatas, resultó un poco complicado por la fuerza de arrastre de la corriente de la marea (el coeficiente era de 87 ).
Después de recomponernos tomar una fruta y refrescarnos, reanudamos la segunda parte del trayecto con el grupo más compacto y con un espíritu mucho más animado. Pasar bajo el puente que cruza el Guadiana y la imagen del perfil de Ayamonte con la Luna asomando al cielo fue algo espectacular...
Después llegó la parte más ingrata: subir, lavar, ordenar y recoger el material (asunto del que siempre hay gente que se escaquea).
En la cena, aparte de bromear y relajarnos con las anécdotas del día, comentamos y valoramos la ruta: consideramos las deficiencias y los aspectos que pueden ser mejorados. Para mí esta es una parte fundamental que nos permite seguir creciendo y organizando actividades.
Y me quedo con la valoración de Javi, Miguel y otr@s que piensan que estas rutas deben tener un carácter más de encuentro, festivas, de disfrute y no plantearlas de forma que la vertiente deportiva supere el carácter lúdico de la actividad.
Desde la organización queremos agradecer a todas las personas e instituciones que con su participación han hecho posible la realización de esta actividad, especialmente al PMD de Ayamonte, Protección Civil y a la Guardia Civil que formaron el dispositivo de apoyo y seguridad de todo el trayecto. Saludos piragüeros.
Creo que la actividad estuvo muy bien organizada. Disfrutamos y salió,... al final, todo bien, así que mi felicitación por el éxito.
ResponderEliminarPaso a comentarla: La ruta estaba marcada como dificultad media-alta, luego participar requiere unos mínimos que se daban por hecho, de ahí que no debiera ser tan necesario el ir agrupado desde la salida, porque con esos perfiles de dificultad, las escapadas iban a ser invitables. De todas formas, esta actividad iba convirtiéndose en un clásico en la que participábamos para el disfrute de compartir un rato agradable, durante y después, y por ello sugiero que para la próxima "nocturna" replanteemos el tema. Puesto a ser crítico, la comida me pareció bastante regulín... ¿no os parece? Un abrazo piragüeros.
Comparto tu comentario al cien por cien; te diré en confianza -para que no lo cuentes a nadie- que faltó un plato y fue culpa mía.
EliminarYo sabía la comida cómo iba a ser, chispa más o menos; así que decidí comprar un suplemento de cuatro kilos de langostinos... y entre los preparativos , las prisas y los líos cuando fui a recogerlos estaban congelados... desistí de ponerme a descongelarlos -cosa que me sugirieron mis niñas-. Así que en ese pequeño marrón, yo también soy culpable; lo siento. Saludos, Miguel.
Que buena experiencia, me encantó, espero con ansia la próxima actividad, que guapos estamos todos.
ResponderEliminarFlory.
Una experiencia muy bonita, espero la próxima.
ResponderEliminarNieves.
Hola a todos, soy Pachu Concepcion. Me adhiero a la propuesta de Miguel y otros. Yo, de hecho, no participé porque la prueba me parecía excesivamente dura, y alejada del espíritu que hasta este momento ha presidido esta salida, que no es otro que disfrutar de una experiencia única, la naturaleza a la luz de la luna, a un ritmo más festivo que deportivo. Para hartarse de palear tenemos otras: la vuelta a la isla, la bajada de Mértola...
ResponderEliminarpero me consta que hay gente que disfrutó muchísimo